-Absolutamente no.
Él rió, remangándose la chaqueta.
-¿He dicho algo gracioso?
-Oh, vamos, no es gran cosa. Sólo es un poco desconocido, nada más. ¿No te dará miedo...?
Ella bajó la cabeza y se cruzó de brazos.
-Un poco tal vez...
Él volvió a reír, agarrándola por la cintura y besándola en la mejilla.
-No te hará nada. Es amigo mío.
-Pero...¡tiene ocho patas!
Él sólo sonrió, entrecerrando los ojos con ternura. Le acarició el vientre por encima de la tela de su blusa, con un gesto protector.
-Yo no permitiría que os pasase nada. Pero él quiere conoceros. Será toda una experiencia...para tí y para él.
Le acarició el pelo y besó su cuello.
-Confía en mí. No haremos nada que no quieras.
Ella se encogió bajo sus brazos, y le miró suavemente, como siempre hacía.
-Iremos a verle.
Se dejó abrazar, disfrutando de su tacto.
-Regulus Black, podría hacer cualquier cosa si es contigo.
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