La nueva generación de grandes magos
La polémica entrega de premios del Ministerio de Magia
Saludos, mis fieles lectores. Aquí estoy de nuevo, dispuesta a traeros a aquellos que me leéis diariamente las más nuevas y deliciosas novedades que hacen cosquillas al Londres Mágico.
Hoy he venido a traeros a aquellos que, al contrario que yo, no habéis tenido la oportunidad de asistir a tan selecto y magnífico evento que tuvo lugar este sábado, la crónica del que sin duda, será uno de los días que dé más que hablar del año.
Todos los que asistimos a esta improvisada ceremonia íbamos con la misma idea en la cabeza: qué sería, y para qué nos habrían invitado. Al fin y al cabo, no es así como suele actuar el Ministerio de Magia, convocando a casi cien magos de todas las categorías, dejándoles en vilo hasta el último momento, e incluso ocasionando que ciertas conocidas personalidades se sintieran decepcionadas. A pesar de todo, la aparición del popular Rufus Scrimgeour eclipsó incluso la del mismísimo ministro, calmó tanto los ánimos que el señor George Menkalinam dejó de darme la lata.
¡Y qué sorpresa, qué sorpresa, cuando el señor Scrimgeour (cuya melena, por cierto, me parece de las más elegantes, por no decir la que más) anunció que habíamos asistido a una entrega de premios! Y dirán ustedes, ¿por qué tanto revuelo por algo tan cotidiano como una entrega de premios del Departamento de Seguridad Mágica?
¡Pues agárrense a sus calderos, porque los premios fueron entregados, nada más y nada menos, que a ciertos alumnos “prodigios” de Hogwarts! Seguramente recordarán aquella...como llamarla, peculiar portada del periódico El Quisquilloso, dirigido por mi querido colega Xenophilius Lovegood, protagonizada por nada más y nada menos que un dragón. Supongo que tanto ustedes como yo, sabíamos al ver esa portada, que el tema de ese chico con tendencia a destacar entre sus compañeros daría bastante de que hablar.
Ese chico en concreto...tuve la oportunidad de cruzar palabras con él, a pesar de que ya a su joven edad sea...toda una “eminencia”. Ya lo saben, ese tipo de fama, que en edades tan tempranas pueden subirse demasiado a la cabeza. Sería una pena, seguro que están de acuerdo conmigo, que un chico que es capaz de montar dragones se perdiera por su fama fácil. A pesar de todo, ese chico (que como dato he de decir que, tras la desgraciada y misteriosa muerte de su padre, fue criado por nada más y nada menos que los Malfoy) goza de una educación maravillosa. Quisiera verle dentro de unos años, a cuántas señoritas adulará, probablemente con la intención de le favorezcan. Ya me entienden.
Y hablando de adular...tuve también la oportunidad de entrevistar a otra de las premiadas...Que, lo crean o no, es la mismísima Violetta Lestrange. Sí, han leído bien, parece mentira que alguien con esas raíces pueda recibir un premio del ministerio. Supongo que el hecho de crecer donde creció y con la imagen con la que creció no le supuso un retraso en cuanto a sus capacidades. Otra chica con potencial, sin duda, siempre y cuando su belleza, heredada de su madre, no la haga irse...por el mal camino.
Ya lo saben, nadie podría decir si esta entrega de premios fue tan inocente como se pintó. ¿Sería algo arreglado por Dumbledore para hacer ver que sus alumnos llegarán lejos, como piensan algunos? ¿Sería un intento del Ministerio de Magia de mantener controladas desde jóvenes a las nuevas promesas?
Al fin y al cabo...todos sabemos qué ocurrió con el último chico que se dio a conocer tan joven. Y no nos gustaría.
En fin, queridos lectores, tal vez vuelva más adelante contando sobre los demás premiados. Empiezo a pensar que no me llega el espacio en esta columna.
Besos de caramelo!
Rita Skeeter.
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