1.5

-Van dieciséis esta semana. ¿No vas a decirle que sí a ninguna?

Marvin miró con pena a la chica ravenclaw que se marchaba llorando desconsolada, y luego me miró a mí elocuentemente. Yo miré a Hugo, que tenía la mirada perdida en su tazón de cereales, y cara de querer dormir.

-No.

Marvin se rió, con su habitual cara de "no lo entiendo".

-En serio, Cedric, alguna habrá que te guste.

Me lo planteé, juro que lo hice. En aquel mismo instante.

-No.

-¿No?

-No.

-Tú sabrás.

Hugo revolvió sus cereales, suspirando. Yo le miré, extrañado.

-¿Hugo, estás bien?

Él levantí la vista y miró a la mesa Ravenclaw, donde aquella chica seguía tristemente envuelta en lágrimas.

-¿Tú que crees?

-Que no.

-Sólo estoy un poco...decepcionado.

Marvin volvió a mirar a la chica, y respondió.

-Es normal.

Marcharme fue mi cuarto impulso inexplicable. Pero me quedé.

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